Borges: libros, arena, bits y un acto de magia*

El número de páginas de este libro es exactamente infinito.

Ninguna es la primera; ninguna, la última

El Libro de Arena

Qué lindo es soñar

En el cuento El libro de Arena publicado en 1975 y que le da título a la obra del mismo nombre Borges imagina un libro particular. En él, las páginas parecen brotar de su interior y es imposible encontrar la primera o la última hoja. Este objeto es capaz de contener dentro de sí muchísimos otros libros gracias a su extraña naturaleza aparentemente infinita.

Ahora bien, jugando y continuando con la propuesta de Borges tratemos de pensar en ese mismo libro mejorándolo e incorporando todas las características que como lectores podríamos desear.

Soñar no cuesta nada (diría Kevin Johanson)

Sin lugar a dudas, uno de los primeros requerimientos sería tener un peso similar al de un libro de papel para poder transportarlo cómodamente.

Otra característica importante podría ser su capacidad parar contener todos los libros que podamos llegar a leer en nuestra vida. Imaginemos que vivimos noventa años y leemos un libro por semana. Esto nos daría como resultado un total aproximado de tres mil libros, número que seguramente la mayoría de los mortales no alcanzaremos a leer pero que le exigiríamos a nuestro mágico artefacto.

Sumemosle la posibilidad de incorporar nuevos títulos, borrar los que no nos hayan gustado y dado que estamos imaginando y somos exigentes también la capacidad para consultar a través de él diversos diccionarios y enciclopedias.

Por supuesto, valoraríamos mucho poder adquirir nuevas obras en el momento que deseásemos sin necesidad de trasladarnos a una librería. No nos gusta levantarnos a mitad de la noche para averiguar si aquel preciado ejemplar publicado hace cinco años aún se encuentra disponible en la sucursal de Cabildo y Juramento.

Sería inestimable, por otra parte, la posibilidad de tomar anotaciones y realizar subrayados. Imaginemos la sonrisa que nos nacería al leer los apuntes que tomamos a los dieciocho años en nuestro primer año de facultad o al ver subrayada la última frase de El Principito leído en nuestra infancia.

Otra característica destacable sería la de no dañar la vista. Estamos cansados de las agresiones a nuestras pupilas por parte de televisores, computadoras y celulares. Este objeto mágico decididamente no puede caer en el mismo error.

Que no sea frágil y que sea innecesario cargarlo constantemente lo damos por supuesto.

Finalmente, dado los tiempos que corren, es imprescindible, nosotros los lectores lo exigimos, que ese libro de arena no tenga un precio inaccesible. No querríamos que nuestra envidia fulmine a aquellos pocos poseedores de tan costoso objeto. Mejor un valor bajo. Como nos enseñaron nuestros mayores, si soñamos hagámoslo en serio.

Magia a lo Harry Potter

Sabiendo todas las características deseables ahora podemos tomarnos unos segundos para respirar y darnos cuenta que este libro mágico imaginado por Borges existe.

Los magos hace tiempo dejaron de tener injerencia en nuestro mundo pero hace unos años de una forma imprevista ingresaron en el mundo editorial.

El Libro de Arena hoy en día se llama libro electrónico (e-reader o lector de libros electrónicos son sus otros nombres) y cumple absolutamente todas las condiciones que señalamos (incluso algunas más).

Los invito a probarlos y vivir algo que Borges imaginó hace más de treinta años y que hoy tenemos la dicha de contar con él. No lo desaprovechemos.

PD: Pueden obtener más información buscando en internet palabras como Kindle, Papyre, Nook o Sony Reader, entre otros.

*Aclaración: el siguiente artículo fue publicado originalmente en el número 42 de la revista Maestra dedicada a los docentes de la Provincia de Santa Fe. La publicación es bimestral y cuenta con una tirada de 15.000 ejemplares. Dada la limitación de una publicación impresa modifiqué parcialmente el texto. Agradezco a Juana Di Matteo por la invitación a escribir.

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